Noroeste: la cuenca que quiere despertar

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La más antigua reseña que se tiene del petróleo en el norte argentino es un relato de 1781 del sacerdote franciscano Fray Barba, quien en uno de sus viajes por Salta descubrió afloramientos de “aceite” en la zona alta de Aguaragüe. A fines de 1868, el ingeniero Francisco Host, en nombre del gobierno de Salta, entregó al presidente Domingo Faustino Sarmiento muestras de petróleo natural salteño y del producto refinado en dos botellas que el sanjuanino envió a la Comisión Organizadora de la Exposición de Córdoba.

En 1881 el doctor Luis Brackebusch realizó estudios en las provincias de Salta y Jujuy durante cuatro meses redactando un optimista informe sobre las posibilidades petroleras de la región.
A mediados de 1882, la sociedad Altgelt y Méndez obtuvo concesiones del Gobierno de la Provincia de Salta para trabajar sus yacimientos por un período de 17 años y perforó un pozo, de 92 metros de profundidad, sin hallar petróleo.

Durante la expedición al Chaco que dirigió entre 1884 y 1885 el general Benjamín Victorica, una comisión científica que lo acompañaba localizó en territorio salteño diversos depósitos petrolíferos. El ingeniero Máximo Stutterhein denunció la presencia de hidrocarburos en el paraje conocido como Teuco. El ingeniero Leopoldo Arnaud, a su vez, localizó otros depósitos en Las Lomitas, cerca de Tartagal.

Tras cinco años de abandono de la actividad, en 1906 el inmigrante español Francisco Tobar, uno de los pioneros de la industria petrolera argentina, descubrió afloramientos de crudo en la Quebrada de Galarza, en los alrededores del actual Campamento Vespucio.
De inmediato inició la explotación en condiciones muy difíciles, ya que con bueyes y mulas tuvo que arrastrar una máquina perforadora a través de 200 kilómetros de densa selva. Iniciados los trabajos, en el segundo pozo perforado, el chorro de petróleo surgente alcanzó los 30 metros. El yacimiento fue bautizado por Tobar como “Mina República Argentina”. Ese fue el punto de partida de la industria del petróleo y el gas en la Cuenca Noroeste.

En 1927 desembarcó en el norte la Standart Oil Company e instaló sus equipos en Aguas Blancas, Lomita y San Pedro. En la década del 50, tras veinte años de exploraciones, YPF desarrolló los yacimientos de Campo Durán y Madrejones. Esfuerzos económicos y humanos sin precedentes fueron coronados entonces con la construcción de la refinería de Campo Durán y el gasoducto troncal que une al norte del país con Buenos Aires.
En las siguientes décadas, la producción hidrocarburífera de la cuenca Noroeste se consolidó con los yacimientos desarrollados en Ramos, Aguaragüe y Acambuco (Salta), Caimancito (Jujuy) y Palmar Largo (Formosa).
Los hallazgos más significativos en esta cuenca, a través de la historia, considerando aquellos que han incorporado volúmenes mayores a 10 MMm3 fueron:
Tranquitas (1930), Campo Durán (1951), Madrejones (1953), Caimancito (1969), Ramos (1977) y Macueta (1983). Aunque menor que los anteriores, debe mencionarse el descubrimiento de Palmar Largo (1984) ya que permitió la extensión hacia el Este de la frontera exploratoria.
Desde 1993 hasta 2001, la producción de gas y petróleo de la cuenta Noroeste prácticamente se duplicó. A partir de 2005, por los nuevos rumbos de la política energética nacional, la producción gasífera entró en caída y hoy los gigantes gasíferos del norte -Ramos, Aguaragüe y Acambuco- entregan la tercera parte de lo que aportaban en 2016.
En estos días, la Legislatura de Salta debate una ley de promoción y estabilidad fiscal para la generación de empleos en el sector. La norma en tratamiento propone la creación de un sistema único de promoción de las inversiones privadas que tiene a la actividad hidrocarburífera, las energías renovables y la minería como los principales regímenes a fomentar.

A nivel nacional, las provincias de la cuenca Noroeste reclaman hoy medidas de estímulo, incluido un precio de 7,50 dólares por millón de BTU para el gas nuevo, para equipararla con otras cuencas donde ese valor ya se aplica. Además, a través de la OFEPHI se acercó al Ministerio de Energía de la Nación una propuesta con medidas promocionales para bloques hidrocarburíferos marginales con alto riesgo exploratorio y áreas productivas que, por su escasa producción, falta de infraestructura y alejamiento de los grandes centros de actividad productiva, tienen poca oportunidad de desarrollo.

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