Kairyu, la gigantesca turbina submarina de Japón para convertir “energía ilimitada”

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El país asiático anunció que concluyó de manera satisfactoria la etapa de prueba (de tres años y medio) de Kairyu, una superturbina con la que espera transformar la producción de electricidad en su territorio.

El proyecto es pionero en la utilización de las corrientes marinas para generar energía y sus diseñadores aseguran que se trata de una de las fuentes naturales actualmente en uso más poderosas y menos utilizadas, por lo que prevén que pueda convertirse en parte del “futuro de la energía”. Si bien el sol  y los vientos -utilizados para las turbinas eólicas-, varían, las corrientes marinas siguen un flujo constante de forma casi permanente, de ahí que las empresas detrás del proyecto lo llamen una fuente realmente “inagotable”.

La compañía IHI Corporation lleva más de una década retocando la tecnología necesaria para ello, y en 2017 se asoció con la Organización para el Desarrollo de Nuevas Energías y Tecnologías Industriales (NEDO) para poner a prueba sus diseños.

En febrero, el proyecto superó un importante hito con la finalización de una exitosa prueba de campo de tres años y medio en las aguas de la costa suroeste de Japón. Sin duda, los océanos son una fuente indispensable para la vida.

El prototipo de 330 toneladas se llama Kairyu, palabra que se traduce más o menos como “corriente oceánica”. Su estructura consiste en un fuselaje de 20 metros de largo flanqueado por un par de cilindros de mismo tamaño, y cada uno de los cuales alberga un sistema de generación de energía unido a una pala de turbina de 11 metros de largo.

Cuando está atado al fondo del océano por una línea de anclaje y cables de alimentación, el dispositivo puede orientarse para encontrar la posición más eficiente para generar energía a partir del empuje de una corriente de aguas profundas, y canalizarla hacia la red eléctrica.

IHI calcula que si se pudiera aprovechar la energía presente en la corriente, se podrían generar unos 205 gigavatios de electricidad, una cantidad que, según afirma, equivale a la actual generación de energía del país.

Esa enorme cantidad de energía en los movimientos oceánicos es también lo que hace tan difícil su uso como fuente de energía. Las aguas que más rápido fluyen están cerca de la superficie, donde los tifones pueden destruir fácilmente las centrales eléctricas.

El Kairyu se diseñó para flotar a unos 50 metros por debajo de las olas: al flotar hacia la superficie, la resistencia creada proporciona el par necesario a las turbinas. Cada una de las palas gira también en sentido contrario, lo que mantiene el aparato relativamente estable.

En un flujo de dos a cuatro nudos (alrededor de uno o dos metros por segundo), Kairyu es capaz de producir un total de 100 kilovatios de energía. Comparado con los 3,6 megavatios de un aerogenerador medio en alta mar, puede parecer poca cosa.

Pero con el éxito demostrado en resistir lo que la naturaleza puede arrojarle, Kairyu podría tener pronto un hermano monstruoso que balancee las turbinas de 20 metros de largo para generar unos más respetables 2 megavatios.

Si todo va según lo previsto, podríamos ver una granja de generadores de energía alimentando la red en algún momento de la próxima década. Queda por ver si Kairyu es capaz de ampliarse y convertirse en el elegido para dar energía limpia e infinita a Japón.

La energía oceánica, explican en IHI Corporation, podría proporcionar entre el 40 % y el 70 % de las necesidades energéticas de Japón.

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