Campos maduros, un debate que no se agota

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La industria petrolera se apoya en números y estadísticas. En las cuencas argentinas los datos hablan por sí solos: tres de cada cuatro pozos está en producción desde hace más de 20 años y casi la mitad de las perforaciones son consideradas maduras.

Esta es una fotografía que explica –en buena parte– el declino que arrastra la producción de hidrocarburos en el país desde hace casi dos décadas y que proyecta al año en curso como el de mayor caída en mucho tiempo.

En la cuenca Neuquina la presencia de los no convencionales sirve para poner en un segundo plano la crisis de los hidrocarburos. Una crisis que esconde al menos una paradoja. El petróleo y el gas convencional arrastran un firme declino pero a la vez representan el 70 y 60 por ciento, respectivamente, de la producción total de la provincia; un territorio que aporta la mitad del gas y más del 20 por ciento del crudo de todo el país.
Ciudades de la vieja imagen petrolera, como Rincón de los Sauces en Neuquén y Catriel en Río Negro, mostraron este año la cara de la migración hacia el no convencional. Menor actividad, traslado de equipos, cierre de empresas y protestas que, en el caso neuquino, encabezó el intendente de Rincón, Marcelo Rucci, y que contó con el apoyo del poderoso Sindicato Petroleros Privados del que es parte.

Con el desarrollo de los no convencionales circuló una idea que proyectaba una especie de traspaso gradual de los trabajadores de las áreas maduras hacia los nuevos desarrollos shale y tight. Esto nunca ocurrió. La cuenca Neuquina registró más de 1.700 despidos, entre cesantías, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas, puestos que no lograron reponerse con el paso del tiempo.
Además, las ciudades que se montaron alrededor de los viejos campos productivos nunca llegaron a reconvertirse económicamente y la proyección de una mudanza de la actividad amenaza con convertirlas en pueblos fantasma.

EL MODELO “OILSTONE”
Pese a que el andamiaje de políticas que el gobierno nacional armó para el sector apunta a Vaca Muerta, en el horizonte aparecen dos novedades que le dan aire a los convencionales. Por un lado la asociación de grandes operadoras con jugadores de menor tamaño que se pueden enfocar en los viejos yacimientos para mejorar su productividad y, por el otro, la decisión de YPF -el principal actor de la industria- de designar a Pablo Bizzotto como vicepresidente Ejecutivo de Upstream de la compañía.
A la asociación entre “grandes” y “chicos” se lo conoce como el modelo Oilstone, por la empresa que lleva ese nombre y que se vinculó con YPF en la cuenca para sostener y mejorar la producción en varios yacimientos maduros. En estos esquemas, donde hay otras empresas, el contrato suele ser así: la firma más chica le garantiza a la mayor la producción que tenía el bloque y toma el excedente que consiga exprimir.
Este modelo es el que buscan replicar otras compañías, también de peso en la industria, por ejemplo en Río Negro. En el sector se apunta a que la compañía de mayoría estatal tenga más bloques de los que la capacidad de inversión le permite sostener. Es una idea que también difunden los gobiernos provinciales ya que sostener o mejorar la producción convencional, así sea en pocos puntos, puede significar excelentes mejoras para las cuentas locales y repercutir en la actividad general.

Lo que puede terminar de cambiar la suerte de los yacimientos maduros son las definiciones que la petrolera nacional tome. La designación de Bizzotto no es un dato aislado. El ingeniero rionegrino fue el arquitecto de los desarrollos en Vaca Muerta donde YPF lidera la curva de aprendizaje y concentra más del 85 por ciento de la actividad.
Bizzotto anticipó que buscará trasladar el “modelo Vaca Muerta” a los campos convencionales. Para el directivo hay grandes chances de mejorar los costos y aumentar la producción en zonas donde la disponibilidad de infraestructura ya montada aporta una ventaja sustancial de costos respecto, por ejemplo, a los desarrollos no convencionales.
“La gran oportunidad que disponemos es la de migrar el modelo de factoría que tenemos en el no convencional. La aplicación agresiva de la tecnología para romper un paradigma que hay en nuestra industria, de que los campos maduros no soportan la telemetría y otras tecnologías”, explicó.
“Eso es un error conceptual, la tecnología baja y reduce los costos y mejora la eficiencia de una manera increíble. Tenemos una infraestructura enorme en los yacimientos convencionales”, agregó.

REVISION
Para Bizzotto el costo de desarrollo, la inversión dividida y la producción es lo que define la rentabilidad de los proyectos y es ahí donde YPF busca poner el foco.
La compañía el año pasado había puesto una cantidad de bloques maduros dentro de un esquema de revisión estratégica. Esos yacimientos por los que varias empresas del sector ofertaron no llegaron a cambiar de manos. Si bien el proceso, aseguraron desde la firma, sigue en marcha y no está cerrado.

Se espera el análisis que haga el equipo del nuevo vicepresidente ejecutivo de upstream para saber si la petrolera nacional decide exprimir los viejos yacimientos o si se desprende de parte de sus activos.
El resultado que sea parece ser beneficioso para la producción convencional que este año anotará, en petróleo, la peor caída de la última década.

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