El Parlamento Europeo respalda el sello verde de la UE al gas y energía nuclear

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El Consejo aún puede rechazar la propuesta de la Comisión, pero para ello necesitaría el voto contrario de 20 de los 27 países del bloque.

 

El pleno del Parlamento Europeo ha avalado que el gas y la nuclear sean consideradas energías verdes. En una votación celebrada este miércoles en Estrasburgo, el hemiciclo de la UE ha rechazado presentar objeciones frente al polémico acto delegado sobre la taxonomía presentado por la Comisión Europea en febrero. Para evitar la entrada en vigor de esta disposición, que pretende clasificar a la nuclear y al gas como energías que pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático y, por tanto, merecedoras de una etiqueta verde que puede atraer inversiones multimillonarias, ya solo cabría la posibilidad de que se oponga a ella el Consejo de la UE antes del próximo lunes, algo descartable con casi toda probabilidad.

De este modo, la inclusión de ambas en el grupo de tecnologías de transición, es decir, aquellas que no pueden ser reemplazadas todavía por otras tecnologías bajas en emisiones y más sostenibles, surtirá efecto a partir del próximo 1 de enero de 2023.

La propuesta del Ejecutivo comunitario ha sido divisiva desde el inicio, hasta el punto de que tuvo que ser la presidenta de la Comisión Europea quien tomara las riendas de su adopción a principios de año, con una votación también ajustada en el colegio de comisarios (el equivalente al consejo de ministros) poco antes de que Rusia invadiera Ucrania. La medida supone dar abrigo a las peticiones de países como Francia, que reclamaba un reconocimiento expreso de la energía nuclear como fuente libre de emisiones de CO₂, y de Alemania, que reclamaba la inclusión del gas como fuente necesaria para la transición hacia un sistema basado en las renovables.

“El gas es un combustible fósil, no es verde. Y nunca lo he descrito así”, aseguró Mairead McGuinness, comisaria europea de servicios financieros, durante el debate parlamentario celebrado en la Eurocámara la jornada anterior. “Pero algunos Estados miembros que abandonan los combustibles fósiles sucios pueden necesitar el gas en la transición, y ahí es donde hemos colocado el gas en esta taxonomía”, señaló. En cuanto a la energía nuclear, la comisaria destacó sus “bajas emisiones de carbono” frente al hecho de que tenga “partidarios y detractores”, por lo que, según dijo, “también forma parte de nuestra combinación energética en transición”.

La decisión adoptada en el Parlamento ha desatado de inmediato las críticas de la comunidad climática por considerar que se desvían de lo que, en teoría, han de representar las llamadas finanzas sostenibles. ONGs  como WWF y Greenpeace han anunciado su intención de llevar a la Comisión Europea a los tribunales “por adoptar una taxonomía que no cumple con los objetivos climáticos pactados en el Acuerdo de París”, según un comunicado de la European Climate Foundation. “El gas y la energía nuclear no son verdes, y etiquetarlos como tales es un flagrante caso de ‘greenwashing’”, ha denunciado Ester Asin, directora de la oficina política de WWF. “¡Esto perjudica al clima y a las generaciones futuras!”.

La guerra y la crisis energética derivada de la dependencia de los combustibles de Moscú también han servido de catalizador en la votación de este miércoles. “Es una realidad que se necesitan infraestructuras alternativas de gas a las fuentes rusas y esto facilita la financiación”, reconoce el eurodiputado socialista Javi López, a pesar de que él, como la mayor parte de su partido, ha votado a favor de revertir la taxonomía, “porque eso no debiera pasar por calificarlas de verdes”.

“Dada la urgencia de abandonar los combustibles fósiles rusos, tenemos que aumentar esas inversiones [en energías renovables y eficiencia energética] con un sentido de urgencia renovado”, dijo también durante el debate del día anterior la comisaria McGuinness.

La mayoría de entre los populares europeos y de los liberales de Renew han decidido avalar con su voto la decisión del Ejecutivo comunitario. En total, 278 eurodiputados votaron a favor de la objeción (es decir, en contra de la actual taxonomía), 328 en contra y 33 se abstuvieron.

Al margen de este posicionamiento de la Eurocámara, el Consejo de la UE, que representa a los Estados miembros y es el otro colegislador en la UE, aún puede rechazar el enfoque del Ejecutivo comunitario si antes de la medianoche de 11 de julio se oponen el 72% de los países (20 de 27) y estos representan al menos al 65% de la población de la Unión Europea (unos 290 millones de personas), algo descartable casi con toda seguridad. España es uno de los países que más se ha opuesto a otorgar al gas y la energía atómica la vitola de “verde”.

En el caso de la nuclear, esa etiqueta se concederá a los proyectos que sean aprobados antes de 2045. Dados los plazos de construcción de tales infraestructuras y su vida útil, los nuevos reactores nucleares podrían estar en funcionamiento hasta finales de este siglo o principios del siglo XXII. En el del gas, la fecha de corte para inversiones compatibles con la taxonomía es 2030 y está supeditada a condiciones, con un límite de emisiones de 270 gramos de CO₂ por kilovatio hora (Kw/h).

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