El nuevo dólar soja será de $230, durará hasta fin de año y bajarán retenciones

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Sergio Massa busca sumar US$3000 millones a las reservas; adelantan la baja de los derechos de exportación para el aceite y la harina de soja, y prometen rebajas a las economías regionales en 2023

El Gobierno reabrirá el lunes y hasta el 31 de diciembre una nueva versión del dólar soja –cotización que fue de $200 en el original programa y que ahora será actualizada por inflación hasta los $230–. Con este nuevo tipo de cambio diferencial buscará sumar US$3000 millones a las reservas y calmar a los mercados.

El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció además que, con lo recaudado, bajará las retenciones en el primer trimestre del año que viene a las economías regionales y adelantó una reducción de los derechos de exportación –también el lunes, pero que regirá desde diciembre– al aceite y la harina de soja. Habían subido para el fondo compensador del trigo de 31% a 33% y vencían a fin de año.

La diferencia entre el dólar oficial y el dólar soja II será compensada por el Tesoro a través de una letra al Banco Central (BCRA), como ocurrió con el programa original de septiembre, confirmaron a LA NACION.

Junto a la plana mayor de su equipo, en un encuentro en el Palacio de Hacienda, Massa le informó al sector que el Gobierno había llegado a un acuerdo con las cerealeras (Ciara) para tener un piso garantizado que sería de US$3000 millones por el dólar soja II. Aunque no quiso ser “optimista ni pesimista”, afirmó que ese piso podía ser más elevado.

La renovación del programa, contaron, tiene tres objetivos por la mayor recaudación que logrará vía retenciones. El primero, será el financiamiento de promoción para economías regionales (una baja de retenciones en enero, febrero y marzo). El segundo, los subsidios a las cadenas de valor avícola y porcina para aumentar producción (para las descompensaciones que se producen en el mercado interno por el cambio de valor). Y el tercero, un fondo para mantener valor de las asignaciones familiares (de aquí podría salir el bono que Sergio Massa y Alberto Fernández vienen debatiendo),

Como contrapartida, se prevé un “premio” a la industrialización de soja para aumentar la incidencia de aceites y harinas en las exportaciones del complejo agroindustrial. “Se bajan los dos puntos que estaban vigentes hasta el 31 de diciembre. Se adelanta ese fin al 1° de diciembre. Las retenciones al aceite y la harina de soja baja de 33% a 31%”, confirmaron en Economía. Se trata de la reinstalación del famoso diferencial a la agregación de valor.

“El objetivo es batir el récord histórico de exportaciones del complejo agroindustrial, a los efectos de ponerlo sobre la mesa en el debate de la agenda de seguridad alimentaria global que se discute en el G20″, les dijo Massa al complejo sojero.

En septiembre pasado, con un tipo de cambio a $200, Massa había logrado que los productores se desprendieran de casi 14 millones de toneladas de la oleaginosa e ingresaran al país luego divisas por más de US$8100 millones.

Semanas atrás y ante la nueva dinámica de pérdidas de reservas del Banco Central, los rumores sobre la posibilidad de que se avance en un nuevo tipo de cambio diferencial para que se vendan 6 millones de toneladas era grande. Según especialistas del sector, el mercado estaba actualmente en modo espera ante esos rumores de mejores precios para liquidar. Los expertos consideran que falta comercializar por parte de los productores 11 millones de toneladas de la oleaginosa, cuando históricamente suelen pasar de una campaña para la otra en torno de 7 millones.

Desde el final del primer dólar soja, la dinámica de pérdidas de reservas del BCRA empeoró. Tras esa primera versión del dólar diferencial ofrecida por los sojeros, la entidad que conduce Miguel Pesce acumulaba ventas que se acercan ya a los US$1500 millones. Se trata del equivalente al 30% de los US$5034 millones recuperados a pérdida.

Este paso será también un desafío en la relación entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que, pese a que una de las metas criterio del Programa de Facilidades Extendidas (EFF, según las siglas en inglés) es la acumulación de reservas, el organismo multilateral ya hizo saber que no acuerda con los tipos de cambios diferenciales.

“Si bien las medidas cambiarias específicas pueden respaldar temporalmente la balanza de pagos, no reemplazan una política macroeconómica sólida. Como tal, las restricciones cambiarias y las prácticas de monedas múltiples deben eliminarse a medida que las condiciones lo permitan y la cobertura de reservas se fortalezca”, decía el último comunicado del organismo que dirige la búlgara Kristalina Georgieva

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