Los incidentes estallaron el lunes en las afueras de una aldea en el oeste de Alemania que será arrasada para permitir la expansión de una mina de carbón, un plan que está provocando la resistencia de los activistas climáticos.
Los activistas arrojaron fuegos artificiales, botellas y piedras a la policía en las afueras del pueblo de Luetzerath antes de que la situación se calmara y los agentes se retiraran según medios locales. Previamente, los manifestantes habían levantado una barricada en llamas, y uno pegó su mano al camino de acceso.
La aldea será demolida para expandir la mina de lignito de Garzweiler, a pesar de las protestas de los ambientalistas que temen que se liberen a la atmósfera millones de toneladas más de dióxido de carbono que atrapa el calor.
Los activistas estuvieron viviendo en casas abandonadas por antiguos residentes.
La administración del condado de Heinsberg emitió una orden que prohíbe la entrada de personas a Luetzerath y, si no lo hacen, autoriza a la policía a desalojar la aldea a partir del 10 de enero. Los funcionarios pidieron un fin no violento a la ocupación de los activistas.
En octubre, los gobiernos federal y regional —ambos incluyen al ecologista Partido Verde— y la empresa energética RWE acordaron adelantar la salida del uso del carbón en la región ocho años hasta 2030.