El petróleo ruso hace caso omiso al límite del G7

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Pese a las exigencias del G7 de fijar un precio máximo para el oro negro ruso en 60 dólares por barril (dpb), el crudo se cotiza a 85-86 dpb y sigue subiendo de precio.

Esto hizo que Occidente empezara a plantearse la viabilidad de tal medida, mientras que en Rusia se alzan voces a favor de un cierre total de envíos de petróleo a países hostiles.
Los precios del petróleo ruso del Urals se dispararon a 83,33 dpb, lo que supone una subida de más del 1% en la última semana de septiembre, frente a los 77 dpb, el precio más alto registrado desde julio de 2022.

Esto sucede al tiempo que el valor del crudo West Texas Intermediate (WTI) cotizado en Nueva York para entrega en noviembre fue de 90,77 dpb a fecha del 29 de septiembre, lo que supone un descenso de 94 centavos, o un 1%, en el día. Sin embargo, aunque el costo de WTI cayó en el día, subió un 0,8% en la semana, reanudando su crecimiento de finales de agosto tras una pausa de una semana. En el mes, el crudo de referencia subió un 8,5%.
A su vez, el Brent, que cotiza en Londres para el contrato de diciembre, se situó a 92,11 dpb para la misma fecha. El crudo de referencia mundial subió un 0,3% en la semana, un 6,8% en el mes y un 23% en el trimestre. El 28 de septiembre, el Brent alcanzó un máximo de diez meses de 95,35 dólares.

Rusia contrataca al intento de excluirla del mercado mundial del petróleo
El grupo G7, conformado por Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Reino Unido, Italia y Japón, en conjunto con Australia, a finales del 2022 acordaron limitar a 60 dólares el precio máximo del barril de petróleo procedente de Rusia con el objetivo de obstaculizar a Moscú llevar su operación militar en Ucrania, limitando los ingresos que el país podía obtener de su petróleo.

La idea de imponer un tope de precios en las adquisiciones de petróleo ruso inicialmente fue propuesta, como es fácil adivinar, por Washington. La secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, aseguró que el rango de los 60 dpb sería probablemente suficiente para frenar la participación de Rusia en los mercados internacionales y permitir al mismo tiempo una producción rentable.

Para contrarrestar las medidas restrictivas de Occidente, en febrero de 2023, Moscú anunció que Rusia recortaría voluntariamente la producción de crudo en 500.000 barriles por día (bpd) en el mes de marzo, lo que ayudaría a restablecer las relaciones de mercado en medio de la introducción del mecanismo de tope a los precios del petróleo y productos petrolíferos rusos y “favorecen la estabilidad del mercado energético global”, de acuerdo con Kremlin.
Posteriormente, Moscú decidió prorrogar el recorte voluntario de la producción de petróleo en 500.000 bpd hasta finales de diciembre de 2024. Sumándose a Rusia, otro productor de petróleo importante, Arabia Saudita, que también extenderá hasta finales de año 2023 el recorte voluntario en la producción de petróleo de 1 millón bpd, que comenzó en julio.

 

Cabe señalar, que esos esfuerzos conjuntos de Moscú y Riad se realizan en el marco de las previsiones de la OPEP sobre el crecimiento de la demanda mundial de petróleo en 2023, que pronosticó un aumento de 2,4 millones de barriles diarios hasta 102 millones de bpd.
Occidente reconoce que su límite “no ha funcionado tan bien”
A pesar de la atención pública prestada a la transición a las energías renovables y a la agenda verde en general, los combustibles fósiles siguen desempeñando un papel importante en la vida económica y política, sobre todo en Occidente. Por ejemplo, el Reino Unido cubre al menos el 70% de sus necesidades energéticas con petróleo y gas, y el rechazo de la energía rusa provocó una crisis energética muy fuerte en ese país isleño.
A este respecto, la subida de los precios del petróleo es una “señal ominosa” no solo para las economías de Europa y de EEUU, sino para el propio orden mundial occidental, debido a las posibles consecuencias para el mismo, y en el Occidente colectivo empezaron a cuestionar la efectividad del tope de precio.
Por ejemplo, en medios británicos surgieron informes de que el Reino Unido está debatiendo con el resto de los países del G7 la eficacia del techo del precio del petróleo ruso y la posibilidad de revisarlo a la vista de los cambios en el mercado mundial.

Mientras que en Occidente buscan culpables y ponen excusas a su propia falta de visión y a sus errores de cálculo a medida que se avecina el invierno boreal con los riesgos colaterales, en Rusia surgen propuestas para cerrar por completo las exportaciones de petróleo a países hostiles al Moscú.

“En los mercados de los países inamistosos, el volumen de exportaciones de productos petrolíferos, tanto directas como indirectas, debe ser igual a cero”, planteó el jefe de la comisión de asuntos internacionales de la Duma de Estado, Leonid Slutski.

Anteriormente, el presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó que los recursos energéticos rusos, de bajo precio y fiables, fueron una ventaja competitiva para Europa, e incluso una retirada parcial de los mismos ya está teniendo un impacto negativo en su economía y sus habitantes.

El jefe de Estado aseguró que EEUU, al presionar para que la UE abandone por completo la energía y otros recursos rusos, está llevando a la desindustrialización de Europa. Además, agregó que las sanciones antirrusas perjudican más a quienes las imponen.

 

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