“No es casualidad que pararan los sismos en Sauzal Bonito cuando frenó el fracking”

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Así lo aseguró el investigador Javier Groso y manifestó que no es la única consecuencia de la actividad.

En los últimos días, las empresas dejaron la extracción de petróleo y gas a través del fracking en Sauzal Bonito y al mismo tiempo dejaron de sentirse los movimientos sísmicos. Javier Groso, docente e investigador del departamento de Geografía de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), aseguró que ambos hechos no son “coincidencia”.

En diálogo con Radio Nacional Neuquén, el investigador explicó que mientras había operaciones de fractura se registraban en esa zona del corazón de Vaca Muerta gran cantidad de sismos superficiales, mientras que cuando se levantaron los equipos desaparecieron los sismos de Sauzal Bonito.

“Ya no hay voces científicas que no relacionen estos hechos. Una vez que finalizaron las tareas los equipos que estaban operando en Rincón del Mangrullo se detuvieron los sismos”, insistió. También el reconocido doctor en Geofísica de la Universidad Nacional de San Juan y el Conicet, Sebastián Correa Otto, realizó un estudio en la temática, desde 2014 hasta 2020 con 11 sismógrafos en la zona de Añelo y alrededores, para verificar el aumento de la sismicidad y la relación con la actividad.

El docente también se refirió a la concreción del proyecto de la represa Chuhuido I en la zona y recordó que ese es un proyecto de vieja data que en tal caso si se reactiva dijo que se deberán realizar nuevamente todos los cálculos. “En el 2015 no había sismos en esa zona”, destacó.

Con respecto al fracking, Groso aseguró que los sismos son una “consecuencia” pero destacó que “no la única”.

“Los sismos son una de las consecuencias, aunque no son una de las más urgentes. El avance de los basureros en cercanías a Añelo no se detiene. Y, por otra parte, todo lo que produce el fracking, los lodos de producción que retornan de los pozos, no pueden ser tratados, esa agua no puede ser reenviada al ciclo”, describió el docente, quien además destacó: Cuando todo eso se vaya acumulando, en un horizonte de 20 años, vas a tener ahí abajo un caldo que te va a cambiar la estructura geológica de la zona”, detalló.

Groso admitió que el agua que se utiliza para el fracking “no pone en riesgo el caudal”, pero insistió en que “sí pone en riesgo el agua ya que no puede ser utilizada de nuevo”.

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