Atucha II iniciará un proceso de optimización y cambio de combustible a uranio levemente enriquecido

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La Central Nuclear Atucha II iniciará el año próximo una serie de obras que le permitirán operar con mayor eficiencia, lo que obligará a algunas paradas prolongadas, a la par que se encarará un cambio de combustible de uranio natural a uranio levemente enriquecido.

A diez años de la puesta en funcionamiento de la central que lleva el nombre del ex presidente Néstor Kirchner, la empresa operadora Nucleoeléctrica SA (NASA) prevé las obras que requerirá el reactor para su optimización y aggiornamento a la nueva tecnología existente.

El vicepresidente de NASA, Jorge SIdelnik, explicó -en diálogo con Télam- que Atucha II tiene “algunas modificaciones que realizar que no hacen a la seguridad de la operación, pero sí a la necesidad de aggiornarse para un mejor funcionamiento”, que fueron acordadas con la Autoridad Regulatoria Nuclear para ser realizadas en 2022 y 2023.

“Se trata de aspectos menores o debilidades encontradas cuya superación permitirá un mejor funcionamiento para operar con un promedio de 85% de su potencial de los 745Mw netos, como ocurre con centrales de su tipo”, explicó el vicepresidente de NASA, quien detalló que esos trabajos se realizarán en “paradas programadas de 3 o 4 meses”.

Se trata de períodos prolongados para las paradas de mantenimiento normales de las centrales nucleares argentinas que pueden oscilar entre las 6 y 8 semanas, pero que “permitirán realizar mejoras de tecnología con desarrollo de robótica y herramentales, a partir de experiencias ya logradas en Atucha I”, la central que se encuentra pronta a cumplir 50 años de vida.

A la vez, Sidelnik adelantó que también “se están haciendo obras para analizar los combustibles gastadas y hacer un repositorio transitorio” y se proyecta “cambiarle el combustible para optimizarlo con uranio levemente enriquecido”

De esta manera, Atucha II “dejará de utilizar uranio natural de 0,7 de uranio 235, para pasar a 0,85 de uranio como tiene Atucha I lo que mejora la performance de combustible y demandar menos lugar en piletas y residuos y optimizar la gestión en general”.

“Se trata de un proceso de 4 o 5 años para contar con el núcleo lleno de combustible de uranio levemente enriquecido”, en una central cuya vida útil programada se extiende por los próximos 50 años, a lo que deberá sumarse una extensión de vida útil que podría llevar ese plazo hasta los 80 años.

Nucleoeléctrica también inició el proceso de extensión de vida útil de Atucha I, el cual deberá parar su generación en 2024 -fecha en que cumplirá 50 años de puesta en marcha- para sumar al menos otros 20 años de operaciones.

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