Difícil camino para un acuerdo laboral

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Por años la demanda laboral de la principal formación de shale del país fue intensa y constante. Pero la caída del precio del barril le puso un freno a la creación de vacantes y los problemas por desempleo no tardaron en llegar. Pero la demanda laboral no fue el único foco de conflicto. El año de Vaca Muerta se desenvolvió entre conflictos de todo tipo.

Solucionar problemas con las comunidades originarias, trabajadores y gremios marcó la agenda de políticos y empresarios en 2017. Además fue el año en el que se puso en marcha la adenda al convenio colectivo de trabajo de los petroleros pero lejos de traer soluciones, las discusiones sumaron capítulos nuevos cada mes.

ESTADÍSTICAS
Según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, en el primer trimestre del año hubo una caída de casi 3.000 empleos respecto de 2015, el mejor año en cuanto a ocupación en la industria local. De hecho, el 2016 terminó con unos 1.500 despidos que el sindicato debió contener a fuerza de subsidios temporales del gobierno nacional, retiros voluntarios e indemnizaciones a la espera de la reactivación del sector.
Es por eso que el año 2017 arrancó con los trabajadores en las calles o en la puerta de los yacimientos. Los primeros, en enero, fueron empleados de las empresas de servicios especiales Halliburton y luego de Schlumberger, que comenzaron con retención de servicios en reclamo por lo que consideraban una liquidación de sueldos injusta. Días después, 29 de estos petroleros fueron notificados que se quedaban sin trabajo. El hecho desencadenó jornadas de protesta durante casi todo el mes.
Uno de los picos de crisis de la industria fue en mayo, cuando en Rincón de los Sauces se desató un paro que dejó inactivos todos los pozos. El conflicto arrancó cuando 126 trabajadores desocupados de la empresa OPS Argentina cortaron el acceso a los yacimientos y mantuvieron paralizado todo por una semana. Para resolverlo intervino tanto el Estado nacional como provincial y Gendarmería.

RESERVAS
La ocupación de espacios territoriales con el planteo de derechos ancestrales por parte de comunidades mapuches también generó un clima de tensión elevado. Las comunidades cuestionaron la explotación petrolera no convencional, la contaminación y el desconocimiento a la consulta previa. Mientras tanto, desde YPF y algunos sectores del Estado, se acusó a los dirigentes de perseguir intereses “que no responden ni a los de la comunidad ni a la defensa del medio ambiente”.
La disputa por los puestos de trabajo del gremio de la UOCRA marcó otra etapa rígida del año, con bloqueos de rutas e intervenciones de la Justicia. El gremio de la construcción tiene dos grupos enfrentados entre sí; Juan Carlos Levi y Juan Ángel “Rancho” Godoy son las cabezas de los sectores que se disputan el control de una organización con cada vez más peso en el desarrollo de Vaca Muerta. Esos tironeos, muchas veces terminan en cortes de rutas e intervenciones de la justicia.

LA ADENDA NO ARRANCA
En la foto que inmortalizó la firma del nuevo convenio colectivo de trabajo para yacimientos no convencionales en Neuquén aparecen Mauricio Macri, Juan José Aranguren, Omar Gutiérrez y Guillermo Pereyra. Esa imagen tiene diez meses y muestra el punto de partida para un modelo laboral que busca más inversiones. Sin embargo, la aplicación del convenio transita una larga indefinición en la que se suman descontentos y pocos interesados en que se corrija.

El objetivo de la adenda laboral fue establecer las bases para mejorar la productividad de la fuerza laboral. Desde el sector consideran que más allá de los costos finales que permite mejorar, entre un 8 y 10 por ciento, lo que en realidad habilita es un marco de discusión blindado a nuevos reclamos sindicales.
Pero las dificultades de su aplicación ponen en duda la capacidad de los gobiernos y gremios para conducir la fuerza laboral del sector. El último de los conflictos registrado sirve de ejemplo. Surgió cuando el cuerpo de delegados de una compañía de equipos de torre se negó a aceptar lo establecido por la adenda laboral y frenaron dos unidades de perforación asignadas a proyectos de YPF, la mayor productora del mercado.
La adenda establece que las unidades de perforación pueden trabajar con tres operarios boca de pozo, sin la necesidad de incorporar a un cuarto operario. La empresa de servicios comunicó la medida al personal y empezó a instrumentarla, pero los trabajadores rechazaron su aplicación y tomaron los equipos.

Ahora el titular del Sindicato de Petroleros Privados, Guillermo Pereyra, anticipó que solicitará la puesta en funciones de la mesa intersectorial que creó la adenda laboral para exigir la eliminación del cuestionado artículo. El planteo no deja de ser llamativo ya que el petrolero firmó y apoyó el acuerdo sellado en enero, por lo tanto, el tema de cómo se concretará la adenda, aparece muchas veces en la nebulosa.
De esta manera, y al ritmo de los anuncios de nuevas inversiones, Vaca Muerta camina a consolidarse como escenario de disputa.
La tensión en ascenso invita a pensar que, a la par de otras variables, la conflictividad es un factor que se volverá permanente en una explotación con el mayor potencial energético del país.

El panorama político, con el respaldo obtenido por el gobierno nacional en las urnas en las elecciones de medio término, obliga a que los distintos actores en juego pongan de su parte la mayor buena voluntad para lograr un entendimiento de las relaciones laborales y empresariales, con un marco que nunca antes se había dado en el país.
Es que, el movimiento obrero, en los treinta y cuatro años de democracia consecutivos, no se había encontrado antes con una clase empresaria lícitamente encumbrada en los máximos niveles del Estado, con todo el poder a su disposición.

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