Los niveles de almacenamiento de gas natural en la Unión Europea están en casi 84% y fueron superiores en diciembre que el promedio de reservas de hace 4 o 6 años, a pesar de los intentos rusos de cortar el suministro en medio de la guerra contra Ucrania.
Por temor a la escasez invernal, los 27 países de la UE comenzaron a abastecerse de gasolina el año pasado. Los niveles de reserva conjunta de gas subieron al 82% en septiembre, muy por encima del objetivo del 80 % fijado para noviembre. El consumo de gas también cayó un 20% de agosto a noviembre debido a que los precios se dispararon.
Por su parte, Rusia, molesta por las sanciones impuestas por la UE en relación con la guerra, cerró el suministro del gas a Europa el año pasado. Su suministro representaba el 40% de todo el gas importado a Europa antes de que el presidente Vladimir Putin ordenara la entrada de sus soldados a Ucrania a finales de febrero, pero ahora sólo representa alrededor del 9%.
“La situación es bastante buena”, declaró a la prensa Tim McPhie, portavoz de la Comisión Europea. “Tenemos un nivel saludable de almacenamiento de gas para el comienzo de este año, pero no estamos confiados. Sabemos que este año seguirá siendo difícil”.
La comisión estima que los niveles conjuntos de almacenamiento de gas se sitúan en casi el 84%, y que los niveles de almacenamiento en diciembre fueron un 13% superiores al promedio de la UE en 2016-2018. Los precios de la energía también cayeron en los últimos meses, en parte debido a un invierno menos frío de lo esperado.
“Cuanto más podemos invertir en eficiencia energética, reducir el consumo de energía, y cuanto más podemos impulsar las energías renovables, mejor nos irá en términos de reducción de nuestra dependencia del gas”, que influye en los precios de la electricidad y contribuir al calentamiento global, agregó McPhie.
El primer envío regular de gas natural licuado de Estados Unidos llegó a Alemania el martes, como parte de los amplios esfuerzos europeos para encontrar proveedores nuevos y más confiables y reemplazar los recursos que antes se compraban a Rusia.