El Gobierno de Bulgaria anunció este jueves planes para que la refinería de la petrolera rusa Lukoil, situada en Burgas, en el Mar Negro, renuncie a procesar petróleo de origen ruso.

Un grupo de expertos coordinará todas las actividades estatales necesarias y elaborará un cronograma específico para esa transición, informó el Ejecutivo tras una reunión de su Consejo de Seguridad, compuesto por ministros clave y líderes de servicios de seguridad e inteligencia.

Durante la reunión a puerta cerrada, se discutieron los riesgos potenciales de suspender de forma prematura la excepción europea para importar petróleo y productos petrolíferos rusos a Lukoil Neftohim Burgas, la única refinería en Bulgaria, que funciona casi exclusivamente con crudo ruso y satisface gran parte de las necesidades del país.

Los riesgos, detallados en informes reservados de los ministerios de Finanzas y Transporte y de los servicios de inteligencia, guiarán las medidas del Gobierno.

Analistas locales sugieren que estos movimientos buscan obligar a Lukoil a vender sus negocios en Bulgaria.

Dentro de las sanciones a Rusia por su invasión de Ucrania, Bulgaria obtuvo en junio de 2022 una excepción de la Unión Europea para continuar importando petróleo ruso hasta finales de 2024.

Los partidos que apoyan al Gobierno búlgaro han propuesto en el Parlamento una suspensión anticipada de esta excepción, que se votará a partir del 1 de septiembre.

Además, en julio, el Parlamento canceló un contrato de concesión de 30 años con Lukoil para la terminal petrolera Rosenets, cerca de Burgas, y ordenó a la empresa rusa abandonar esta instalación.

La refinería tiene capacidad para procesar 140.000 barriles por día y satisface la práctica totalidad de las necesidades de combustible del país con petróleo ruso, que llega en buques desde territorio ruso situado en el Mar Negro.

Según Lukoil, la refinería procesó 7,1 millones de toneladas de petróleo, produjo 1,7 millones de toneladas de gasolina y 3,1 millones de toneladas de diesel.