Ocho jóvenes fueron identificados como los presuntos responsables de causar incidentes en el Congreso Nacional y de atacar el despacho de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner el pasado jueves, cuando se trató el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La jueza federal María Eugenia Capuchetti, a cargo de la causa, había dispuesto medidas de prueba para encontrar a los responsables de los destrozos, que fueron identificados a través de un “software” del Ministerio de Seguridad.
Según fuentes judiciales, los jóvenes no tendrían afiliación política conocida y fueron detectados por el software que vinculó los rostros que aparecían en las filmaciones tomadas por cámaras en el lugar con sus datos personales y domicilios. En la causa intervienen Capuchetti y el fiscal federal Carlos Rívolo.
En la mañana del lunes, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, había adelantado que la investigación estaba “muy avanzada”, y en declaraciones con radio La Red aseguró que no creía que fueran “organizaciones sociales porque ellos se estaban manifestando sensatamente”.
“Fue alguien que buscó hacer eso porque la marcas rojas no son una casualidad”, afirmó Fernández, quien consideró que el ataque al despacho de Cristina Kirchner “fue algo profeso”.
Además, aseguró que en la movilización había “un grupo grande” mientras otro número reducido de personas se abocaba “específicamente a agredir la oficina de Cristina”.
El ataque contra el Congreso sucedió el jueves pasado, mientras se trataba en el recinto la reestructuración de la deuda contraída con el FMI. Poco después de las 15, un grupo de manifestantes comenzó a lanzar piedras y bombas molotov contra el recinto y, por consecuencia, contra la oficina de Cristina Kirchner, que se encontraba reunida con su equipo.
La propia vicepresidenta publicó un video en Twitter que mostraba cómo quedó su despacho: había mesas rotas, adornos, fragmentos de ventanales y muchos cascotes. El tweet, sin embargo, era más lapidario respecto a la aprobación del acuerdo con el FMI que de la agresión en sí.
Pero el ataque a piedrazos al Congreso de la Nación por parte de militantes de Izquierda generó divisiones. Mientras la Casa Rosada cree que detrás de la embestida está La Cámpora y los sectores alineados a Juan Grabois, cerca de Cristina Kirchner acusan a infiltrados funcionales a la interna del oficialismo.
En el albertismo aseguran que el ataque provino de grupos de izquierda filo kirchneristas, enojados por el entendimiento al que llegó el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Desde el riñón de la vicepresidenta apuntan a Emilio Pérsico, secretario de la Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social y dirigente del Movimiento Evita. Entienden que un sector del Gobierno buscó dejarla expuesta, como si fuese ella la que sabotea el acuerdo con el FMI.
El próximo jueves se tratará la reestructuración de la deuda contraída con el FMI en el senado, y Aníbal Fernández advirtió que “debería haber vallas” para evitar lo sucedido la semana pasada.